Las sesiones son totalmente individualizadas, pensadas para cada paciente y teniendo en cuenta sus gustos e intereses. “No hay dos pacientes iguales, por lo tanto, las sesiones tampoco pueden serlo”.
Para poder hacer un buen trabajo logopédico es necesario conocer al paciente antes de empezar la evaluación, por lo tanto, las primeras sesiones las dedico a hacer una correcta evaluación, tanto estandarizada como observacional, para posteriormente poder plantear unos objetivos de trabajo que se adecuan a cada caso.
Al finalizar la evaluación, no etiqueto a mis pacientes, sino que plantearé objetivos a corto plazo, es decir, trabajaré comprensión y expresión del lenguaje, fonética y fonología…
Las sesiones tienen un gran componente lúdico y motivacional y siempre se tendrá en cuenta los gustos, los intereses y las necesidades de cada paciente. “Un objetivo común es conseguir la máxima funcionalidad tanto de mis pacientes adultos como de los niños”.
Cuando trabajo con niños, los protagonistas de las sesiones son los juegos, por eso a ellos les encanta acudir y los resultados son más que evidentes.
Por otro lado, las sesiones con los pacientes adultos, no dejan de ser lúdicas, pero están enfocadas desde otra perspectiva, puesto que el lenguaje, en estos casos, ya está adquirido.